Hoy hemos hecho una salida desde el cole hasta la Punta Parayas en bicicleta. Todo un logro, porque conociendo...
En fin, que el día empezó bien, aunque la primera" cuestecilla" se un poco grande a alguno(s) (bueno, sin criticar). Después -como dijo el genio Newton- debido a que todo lo que sube, pues baja, tuvimos que bajar la otra cara de la cuesta. Seguimos andando -o pedaleando, más bien- y nos encontramos con nuestra segunda cuesta (como veis, le he quitado la "ecilla" porque eso ya... como que sobraba) y la mayoría -increíble, no me incluyo- la subió con la bicicleta "a rastras" (pshe, cobardes). Justo al final, Álvaro se metió una "hostia" (lo siento, esque es la "emoción del momento") increíble, y yo, una de dos, para no ser de menos o para no pasarle por encima, dí otro giro, me dí de lleno contra unos arbustos y me metí el sillín por los.. Atchússss, ohoo, ohooo *tosiendo*(buenoo, que tos tengo hoy, bueno supongo que ya sabéis donde me dí).
Y llegamos a la Punta Parayas. Nos recogió un señor de barba, un poco de calva, gafas y bigote y nos llevó a un sitio que no sé como se llama. Allí nos dio una charla (no preguntéis de qué iba, porque con lo lejos que estaba del señor y mi increíble poder de auto-distracción) y nos subió a una trainera. Bueno, cuando subimos (cómo no, algunos a su ritmo) yo iba muy tranquilo (ingenuo por mi parte), que cuando fui a subir, me deje una pierna a un fuera y la otra dentro (ya os podéis imaginar el dolor en el sitio que "yo te diga"). Empezamos remando de una brazada en una brazada (me explico: Dábamos una brazada y parábamos, y así sucesivamente), después de dos en dos, de tres en tres.... Y hubo un momento que paramos. Yo me sentía desfallecer. Se suponía que como YO era el primero, todos los que estaban detrás mío tenían (bueno, más que tenían, DEBÍAN) de ir a mi ritmo, cuando yo daba una brazada, ellos también la daban ¿no?. Todo lo contrario; eso era como el Ejército de Pancho Villa (algo que suelen decir los mayores), uno hacia un lado, el otro hacia el otro lado.... y como "capitán" que era, tenía que poner orden, pues yo lo intenté. Pero todos mis esfuerzos (y mi garganta) se usaron en vano. Bueno, prefiero no comentar sobre esto.
Cuando bajamos de la trainera (dichoso sea el momento, gracias a "algunos"), fuimos al gimnasio. Estuvimos haciendo nuestros ejercicios y nos fuimos a dar una "vueltita" de 4km, en serio, pasó muy rápido. Fuimos a comer. Subimos las bicis, y -inexplicablemente- se me rompió la cadena (cómo no, tenía que ser a mí).
Bueno, que subimos a el parque y comimos (obviamente). Durante la "sobremesa" pasaron muchas cosas, prefiero no comentar. Volvemos a coger las bicis. Nos dimos otra vez el recorrido, pero a la inversa. Esas bajadas tan (¿bajadas?) eran ahora subidas y esas odiadas por algunos y referencia de motivación para otros eran ahora bajadas. Aunque paramos más de lo normal se me hizo más corto que el trayecto de ida. La última cuesta (apodada por Dan como el K2, nombre muy apropiado, enhorabuena Dan) fue la peor. No porque fuese la más alta ni nada de eso, sino porque veníamos de otra cuesta y estábamos matados. Le hice parar dos veces a Jorge y después volvimos a bajar. En fin, yo quedé segundo (medalla de plata para mí) y fuimos al cole. Los niños que tenían ahí a sus madres las contaron sus batallitas y los que no se las contaban entre ellos. Al final, todos contentos (o casi todos)
Hecho por: Producciones Edu, S.L
Puedes leer más testimonios aquí
En fin, que el día empezó bien, aunque la primera" cuestecilla" se un poco grande a alguno(s) (bueno, sin criticar). Después -como dijo el genio Newton- debido a que todo lo que sube, pues baja, tuvimos que bajar la otra cara de la cuesta. Seguimos andando -o pedaleando, más bien- y nos encontramos con nuestra segunda cuesta (como veis, le he quitado la "ecilla" porque eso ya... como que sobraba) y la mayoría -increíble, no me incluyo- la subió con la bicicleta "a rastras" (pshe, cobardes). Justo al final, Álvaro se metió una "hostia" (lo siento, esque es la "emoción del momento") increíble, y yo, una de dos, para no ser de menos o para no pasarle por encima, dí otro giro, me dí de lleno contra unos arbustos y me metí el sillín por los.. Atchússss, ohoo, ohooo *tosiendo*(buenoo, que tos tengo hoy, bueno supongo que ya sabéis donde me dí).
Y llegamos a la Punta Parayas. Nos recogió un señor de barba, un poco de calva, gafas y bigote y nos llevó a un sitio que no sé como se llama. Allí nos dio una charla (no preguntéis de qué iba, porque con lo lejos que estaba del señor y mi increíble poder de auto-distracción) y nos subió a una trainera. Bueno, cuando subimos (cómo no, algunos a su ritmo) yo iba muy tranquilo (ingenuo por mi parte), que cuando fui a subir, me deje una pierna a un fuera y la otra dentro (ya os podéis imaginar el dolor en el sitio que "yo te diga"). Empezamos remando de una brazada en una brazada (me explico: Dábamos una brazada y parábamos, y así sucesivamente), después de dos en dos, de tres en tres.... Y hubo un momento que paramos. Yo me sentía desfallecer. Se suponía que como YO era el primero, todos los que estaban detrás mío tenían (bueno, más que tenían, DEBÍAN) de ir a mi ritmo, cuando yo daba una brazada, ellos también la daban ¿no?. Todo lo contrario; eso era como el Ejército de Pancho Villa (algo que suelen decir los mayores), uno hacia un lado, el otro hacia el otro lado.... y como "capitán" que era, tenía que poner orden, pues yo lo intenté. Pero todos mis esfuerzos (y mi garganta) se usaron en vano. Bueno, prefiero no comentar sobre esto.
Cuando bajamos de la trainera (dichoso sea el momento, gracias a "algunos"), fuimos al gimnasio. Estuvimos haciendo nuestros ejercicios y nos fuimos a dar una "vueltita" de 4km, en serio, pasó muy rápido. Fuimos a comer. Subimos las bicis, y -inexplicablemente- se me rompió la cadena (cómo no, tenía que ser a mí).
Bueno, que subimos a el parque y comimos (obviamente). Durante la "sobremesa" pasaron muchas cosas, prefiero no comentar. Volvemos a coger las bicis. Nos dimos otra vez el recorrido, pero a la inversa. Esas bajadas tan (¿bajadas?) eran ahora subidas y esas odiadas por algunos y referencia de motivación para otros eran ahora bajadas. Aunque paramos más de lo normal se me hizo más corto que el trayecto de ida. La última cuesta (apodada por Dan como el K2, nombre muy apropiado, enhorabuena Dan) fue la peor. No porque fuese la más alta ni nada de eso, sino porque veníamos de otra cuesta y estábamos matados. Le hice parar dos veces a Jorge y después volvimos a bajar. En fin, yo quedé segundo (medalla de plata para mí) y fuimos al cole. Los niños que tenían ahí a sus madres las contaron sus batallitas y los que no se las contaban entre ellos. Al final, todos contentos (o casi todos)
Hecho por: Producciones Edu, S.L
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1 comentarios:
Muchas gracias por compartir con nosotros todas las fotos de las excursiones. A lo largo del año hemos podido disfrutar, como nunca antes, de las experiencias de nuestros hijos fuera del colegio.
Gracias a internet y gracias al esfuerzo del Tutor en este caso.
Un gran trabajo Jorge.
Sonia
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